Con la llegada de la democracia se inició un nuevo período en la estatuaria pública de la ciudad. Ese año coincidió con la llegada a la alcaldía de José María de Porcioles, quien se mantuvo en el cargo hasta 1973, y cuyo mandato se caracterizó por un mayor aperturismo, en una etapa conocida como «porciolismo». Sin embargo, para la temporada 1928 junto a otros dos clubes más de las dos categorías restantes B y C, Barcelona decide cambiar sus colores a oro y grana en líneas verticales.